Fue Puebla un importante centro de la agricultura temprana
México, 22 Nov (Notimex).- Cuando en 1962 el arqueólogo Ángel García
Cook descubrió los olotes más antiguos del mundo en cuevas de Tehuacán,
Puebla, jamás se imaginó que 50 años después colaboraría para descifrar
el misterio de su origen, a partir de la secuenciación de su genoma.
Con tecnología de secuenciación masiva de la Unidad de Genómica Avanzada
(UGA) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav),
el investigador Miguel Vallebueno-Estrada caracterizó muestras de maíz
con más de cinco mil años de antigüedad, que al no haber sido
manipuladas, fueron idóneas para la extracción y lectura de su ADN.
El análisis reveló que el maíz más antiguo, localizado en el Valle de
Tehuacán, Puebla -en el centro de México- no estaba completamente
domesticado y pertenecía a un grupo pequeño de plantas altamente
emparentadas, lo que sugiere que las poblaciones humanas ancestrales
practicaban el mejoramiento tradicional a partir de técnicas de
auto-polinización.
La colaboración entre la UGA y la Dirección de Estudios Arqueológicos
del INAH permitió que en 2012, Ángel García Cook y su equipo exploraran
de nuevo la cueva de San Marcos, poniendo a disposición de los
genomistas del Cinvestav tres muestras de maíz cuya edad oscila entre
los cinco mil 300 y cuatro mil 970 años.
Sobre la base de la secuenciación y la comparación genómica entre el
teocintle (maleza incomestible que dio origen al maíz) que abunda
actualmente en las cuencas del río Balsas y el maíz moderno, se muestra
que el de la cueva de San Marcos presenta variantes de alelos
ancestrales que están ausentes de las poblaciones actuales.
Jean-Philippe Vielle-Calzada, investigador del Cinvestav y coordinador
de la colaboración con el INAH, comentó que este tipo de hallazgos
contribuirá a la identificación de rasgos extintos que, a partir de la
elucidación del pasado, ofrezcan oportunidades de innovación para el
futuro del mejoramiento genético en múltiples cultivos mesoamericanos.
En conferencia de prensa, resaltó que México tiene la mayor diversidad
de germoplasma de maíz nativo, con alrededor de 59 razas autóctonas que
mantienen más diversidad de nucleótidos y menos diferenciación genética
de sus antepasados, que otras especies de cultivo como el arroz o el
trigo.
Los resultados –publicados esta semana en la revista Proceedings of the
National Academy of Sciences USA– sugieren que el maíz actual evolucionó
a partir de pequeñas poblaciones aisladas que fueron posteriormente
mezcladas para dar lugar a las razas que conocemos actualmente.
Las expediciones arqueológicas pioneras fueron encabezadas por Richard
MacNeish, quien identificó el valle de Tehuacán como un importante
centro de la temprana agricultura mesoamericana.
Después de explorar extensamente cinco cuevas (Coxcatlan, Purron, El
Riego, Tecorral y San Marcos), la expedición de MacNeish descubrió más
de 24 mil 100 especímenes que fueron identificados como maíz. En
particular, la cueva de San Marcos produjo mil 248 en una secuencia
estratigráfica bien definida que cubre un periodo evolutivo de seis mil
500 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario