jueves, 10 de diciembre de 2020

72 AÑOS DESPUÉS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS




Han pasado 72 años desde que diversos líderes del mundo plantearon explícitamente los derechos que todos en el planeta deben esperar y demandar simplemente por el hecho de ser seres humanos. Nacida del deseo de prevenir otro Holocausto, la Declaración Universal de Derechos Humanos continúa demostrando el poder de las ideas para cambiar el mundo. 

La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) fue adoptada el 10 de diciembre de 1948. A pesar de que el mundo ha cambiado dramáticamente en 72 años – los redactores no previeron los retos de la privacidad digital, la inteligencia artificial o el cambio climático – su foco en la dignidad humana continúa proporcionando una sólida base para los conceptos de las libertades, siempre en evolución. 

Los ideales universales contenidos en los 30 artículos de la Declaración van desde lo más fundamental, el derecho a la vida, hasta aquellos que hacen que la vida merezca la pena ser vivida, como los derechos a la alimentación, la educación, el trabajo, la salud y la libertad. Al recalcar la dignidad inherente de cada ser humano, su Preámbulo subraya que los derechos humanos son “la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo”. 

Con la memoria de ambas Guerras Mundiales y la Gran Depresión aún frescas en sus mentes, los redactores dejaron por escrito aquello que no debe hacerse a los seres humanos y lo que debe hacerse por ellos. 

El redactor chileno Hernán Santa Cruz comentó que los entonces 58 Estados miembros de la ONU habían acordado que los derechos humanos se derivaban del “hecho de existir” – no los otorgaba ningún Estado. Fue este reconocimiento, dijo, “lo que dio origen al derecho inalienable de vivir sin privaciones ni opresión, y a desarrollar completamente la propia personalidad.” 

Dado que son inherentes para todas las mujeres, hombres y niños, los derechos enumerados en los 30 artículos de la DUDH son indivisibles – son todos igualmente importantes y no pueden ser posicionados en ninguna jerarquía. Ningún derecho humano puede ejercerse completamente sin que se ejerzan todos los otros. Dicho de otra forma, la negación de un derecho dificulta el disfrute de los otros.  

El documento presentado a la ONU en 1948 no fue el tratado vinculante detallado que algunos de los delegados esperaban. Al tratarse de una Declaración, fue una exposición de principios, con una notable ausencia de

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