Como desgraciadamente pudimos
comprobar durante la pandemia, la necesidad de garantizar el respeto a los
derechos de las mujeres fue más apremiante y sigue siendo una tarea pendiente
del Estado mexicano.
Buenos días. Este grupo
interinstitucional tiene la finalidad de disminuir o erradicar, si se puede
erradicar, las violencias en contra de las mujeres.
Como tú puedes percatarte, el
objetivo es muy claro y es único, pero la articulación entre todas las
instituciones del Estado teniendo este objetivo, la Secretaría de Salud, el
Sipinna, todos, Inmujeres, Conavim, Cultura, Conapo, Educación, todas las
instituciones del Estado mexicano transversalmente para atender este tema.
Entonces, tú podrás imaginarte la
importancia de atender este tema para que estemos en este grupo
interinstitucional de manera articulada, transversal e interinstitucional todas
las secretarías de Estado y todas las instancias de gobierno.
También saludo con muchísimo
gusto a Alicia Leal, quien es la coordinadora de todo el grupo
interinstitucional, a Pilar Barros, también aquí está presente conmigo, pero
también saludo con muchísimo cariño a todas y a todos los integrantes de este
grupo interinstitucional, que ya tenemos varios meses, sino digamos ya, creo
que más de un año trabajando juntos.
Me da mucho gusto estar con
ustedes iniciando formalmente estas actividades y este año 2021.
Este año es diferente a los demás
y es diferente primero porque estamos viviendo una nueva normalidad, de la cual
tenemos que desterrar de una vez por todas la violencia de género.
Estamos viviendo una época muy
complicada, una crisis de salud y una crisis económica como en muchas décadas
–yo diría– inclusive en muchísimos años no habíamos vivido.
Precisamente en el tema que nos
ocupa, esta violencia de género constituye como todos ustedes saben una
violación a los derechos humanos que históricamente está arraigada en nuestra
sociedad, porque es parte de una cultura tolerada y reproducida a través de
prejuicios, estereotipos, actitudes machistas, de un sistema patriarcal que
genera una brecha de desigualdad cada vez mayor.
Como desgraciadamente pudimos
comprobar durante la pandemia, la necesidad de garantizar el respeto a los
derechos de las mujeres fue más apremiante y sigue siendo una tarea pendiente
del Estado mexicano.
Tal como dice la Organización de
las Naciones Unidas, la violencia de género es una pandemia, una pandemia
dentro de otra pandemia, así pues, el aumento de los casos de violencia por
motivo de género es una de las tantas consecuencias sociológicas que también
trajo la pandemia.
Sin embargo, hay que reconocer
que se trata de un problema anterior a cualquier crisis, que ya generaba
profundas desigualdades económicas y sociales entre hombres y mujeres.
En muchos casos la violencia de
género aparece revestida de la cotidianidad, (inaudible) conforme va siendo
tolerada y va siendo aceptada, y puede llegar desgraciadamente a su expresión
más perversa que es el feminicidio. Un delito que causa un daño severo a la
sociedad y que debe ser erradicado por completo.
Por ello, es imperante comenzar
este año con una actitud renovada y comprometida para lograr un impacto
significativo, sumando esfuerzos, generando sinergias que nos ayuden a parar
esta violencia de género.
Es indispensable consolidar
acciones decisivas para que los gobiernos locales asuman su responsabilidad de
prevenir las violencias contra las mujeres.
Esto es un tema de los tres
órdenes de gobierno, es un tema federal, pero es un tema
estatal, y sobre todo –y subrayo sobre todo– es un tema
municipal, porque es ahí en territorio donde suceden estas violencias.
Para el gobierno federal el reto
es reorganizar la política nacional y brindarles las herramientas adecuadas a
los gobiernos locales.
Ha llegado el momento de crecer
como sociedad, de dar un salto histórico en nuestro proceso civilizatorio y
lograr un nuevo estadio de bienestar en el que ninguna mujer, de ninguna
condición social sea violentada.
Nuestro trabajo como gobierno
comprometido con la transformación del país es ser empáticos, sensibles,
eficaces para proyectar y ejecutar las políticas públicas de calidad que
mejoren la vida de todas las mujeres en nuestro presente y también
subsecuentemente en el futuro para las nuevas generaciones.
El momento de actuar –y lo he
dicho muchas veces– es hoy, no mañana, porque no podemos esperar que el número
de víctimas por violencia de género siga creciendo en México sin que
hagamos lo que nos toca hacer.
Con lo anterior, quiero decir que
la erradicación es el objetivo, pero para lograrlo primero tenemos que
concentrarnos en acciones puntuales, alcanzables, medibles.
Cuánto he insistido yo en la
medición de las estrategias, de la medición de estas políticas, porque tienen
que ser indicadores medibles, tienen que ser estratégicos para que puedan
generar un impacto positivo, significativo, tangible en la disminución de la
violencia, por ejemplo, acciones preventivas, de protección, de atención, de
acceso a la justicia.
Ayer platica en el grupo de
derechos humanos, con Fabiola, de todas las acciones que están llevando a cabo,
de la coordinación que tienen entre todas ustedes y entre todos ustedes porque
aquí afortunadamente nos acompañan varios funcionarios varones que están
comprometidos con este tema, tan lacerante para la sociedad como son las
violencias contra las mujeres.
El gobierno de la Cuarta
Transformación hace especial énfasis en la estrategia de prevención y de
erradicación, ya que estamos conscientes que ninguna reparación por buena que
esta sea, podrá compensar totalmente el daño que sufre una víctima de
violencia.
De esta manera hoy nos volvemos a
encontrar, nos volvemos a reunir para dialogar acerca de este nuevo modelo
nacional de erradicación con sus modelos funcionales homologados de prevención,
protección, atención integral y de acceso a la justicia, pero también que no se
nos olvide, de sanción a los responsables de esta violencia.
Necesitamos y tenemos que
establecer una metodología que ya básicamente la tenemos y estamos caminando en
ella, que se centre en atender las fallas –yo diría– estructurales que
facilitan la aparición y reproducción de conductas violentas basadas en el
género.
Para ello debemos trabajar en
conjunto, planeando soluciones distintas, novedosas, profesionales y puntuales.
Todas y todos los que estamos reunidos en esta sesión estamos conscientes de lo
que significa el tema de violencia en contra de las niñas, de las adolescentes,
de nuestras mujeres.
Tenemos consciencia de ello, lo
conocemos, conocemos el problema, conocemos también nuestra metodología,
conocemos la manera de implementar las acciones para que podamos avanzar en la
erradicación de estas violencias.
Quiero hacer énfasis que la
prevención es fundamental, vamos a prevenir creando una ruta segura de
servicios esenciales –como lo platicaba ayer con Fabiola– para las mujeres que
buscan ayuda.
Prevenimos creando acceso a las
oportunidades de desarrollo en igualdad para todas las mujeres de todas las
edades, como lo ha insistido tanto nuestro señor presidente, acceso a las
oportunidades en igualdad de condiciones.
Esta ruta de protección integral,
si ustedes lo comparten y no tienen ningún inconveniente, lo vamos a llamar
Siempre libres, siempre vivas.
Asimismo, vamos a hacer una
revisión de fondo de los recursos institucionales disponibles para lograrlo,
tenemos que hacer mucho más con menos. Daremos una lucha sin cuartel para
lograr un verdadero cambio en la estructura social que fomente la cultura de la
igualdad.
Tenemos que dejar atrás la
cultura de la desigualdad, de las asimetrías, de procesos diferenciados, de
estereotipos de género, de roles para avanzar a una cultura auténtica de la
igualdad.
Soy insistente en este punto, la
creación de leyes e instituciones no es suficiente, nunca será suficiente si no
vigilamos su adecuado funcionamiento, si no concretamos acciones y políticas
eficaces, bien cimentadas en la corresponsabilidad de los tres órdenes de
gobierno para trabajar en coordinación, cooperación y colaboración.
Por ello, en esta sesión y en las
mesas de diálogo trabajaremos para generar mecanismos ágiles, flexibles, que
respondan de forma inmediata a las necesidades de la población y den certeza a
las víctimas sobre dónde dirigirse para prevenir o para evitar peregrinar un
largo y cansado camino que muchas veces revictimiza a las personas que sufren
violencia de género.
Queremos afrontar este año
asumiendo la responsabilidad de detener el aumento de los casos de violencia de
género, lo haremos atendiendo los principios básicos de la Cuarta
Transformación, centrando las acciones prioritarias en los grupos más
vulnerables y con la misión de no dejar a nadie atrás ni a nadie afuera.
En la más reciente reunión que
tuve con el señor presidente el viernes pasado, comentábamos sobre el tema de
una política que se tiene que priorizar.
Son tantas cosas las que hay que
atender, tantas las que nos ocupan en nuestro tiempo que debemos tener la
capacidad de priorizar. Y creo que en esta Secretaría de Gobernación, sin duda,
una de las prioridades más importantes durante mi gestión, será –por supuesto–
garantizarles a las mujeres una vida libre de violencia.
Disminuir, erradicar si es
posible, la violencia en contra de nuestras niñas, adolescentes, y de nuestras
mujeres.
Muchas gracias a todas. Mi
querida Rosa Isela, este es el grupo interinstitucional, este es el grupo al
cual tu eres más que bienvenida, tu presencia es fundamental, yo diría, es
esencial, es prioritaria para atender este objetivo que es único, único, la violencia
en contra de nuestras mujeres. Muchas gracias a todos.
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