lunes, 5 de septiembre de 2016

MAS EMPRENDEDOR MENOS SEXO : MILLENNIALS



TLX / NOTICIAS / Artículos / Love Machine. Septiembre 5. Los miembros de la generación y/o Millennials son menos activos sexualmente cuando son adultos jóvenes que las generaciones anteriores.

Pareciera ser fantástico: estan menos dispuestos a tener conductas de riesgo, son más proclives a negarse a los contactos no deseados, están más motivados para estudiar, trabajar y ganar dinero, lo que podría llevar a que haya familias financieramente más sólidas y más felices.

Sin embargo, esto podría tener un lado negativo que tal vez convierta lo que parece mayor responsabilidad en una amenaza demográfica.

Los datos revelan que cuanto mayor es el nivel de educación de la persona, más propensos son a utilizar preservativos en sus actos sexuales. El 66% de los encuestados con título de doctorado y el 65% con un título profesional, aseguraron que usaban condones durante el coito. También el 44% de los que habían superado secundaria aseguraban usar el método del ritmo.

A pesar de todos los anteriores y notables datos, resulta que un 37% de los Millennials dejarían el sexo durante un año antes que el internet. Esto explica el porqué los Millennials tienen menos parejas sexuales que las generaciones previas.

Cuando se enganchan con alguien, en la mayoría de los casos tienen el tipo de relación sexual que Bill Clinton, como todos recordarán, se negó a reconocer como tal. 

También es positivo que las mujeres jóvenes, según se informa, estén más contentas con sus primeros contactos sexuales: pese a que continuamente se hace hincapié en los encuentros sexuales inducidos por el alcohol y las violaciones durante una cita amorosa en las universidades, hay menos violencia sexual no denunciada y consentimiento a regañadientes porque las mujeres tienen más confianza en sí mismas que nunca… y porque a los hombres jóvenes les resulta fácil canalizar esas fantasías a través de la pornografía.

También se estigmatiza menos el tener relaciones sexuales prematrimoniales. En un estudio de 1972, Gudmund Hernes calificó la “presión social para casarse” de evidente por sí misma: “Todos sabemos que esta presión aumenta con el aumento del porcentaje de una cohorte ya casada”. El trabajo de Hernes hoy parece algo cómico: está repleto de estereotipos del siglo XX como el de que a los solteros los invitan con menos frecuencia a las fiestas a medida que envejecen porque pueden ser una amenaza para las parejas existentes o el de una cultura popular que define a la mujer de “solterona o incluso artículo defectuoso” si no está casada a determinada edad.


El rechazo de los millennials a este tipo de conformismo social es lo corriente hoy día, pero es demasiado pronto para decir si la desaparición de la “presión social para casarse” será beneficiosa para la tasa de natalidad.

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