TLX / NOTICIAS / Artículos / Love Machine. Septiembre 5. Los miembros de la generación y/o Millennials son menos activos sexualmente cuando son adultos jóvenes que las generaciones anteriores.
Pareciera ser fantástico: estan
menos dispuestos a tener conductas de riesgo, son más proclives a negarse a los
contactos no deseados, están más motivados para estudiar, trabajar y ganar
dinero, lo que podría llevar a que haya familias financieramente más sólidas y
más felices.
Sin embargo, esto podría tener un
lado negativo que tal vez convierta lo que parece mayor responsabilidad en una
amenaza demográfica.
Los datos revelan que cuanto
mayor es el nivel de educación de la persona, más propensos son a utilizar
preservativos en sus actos sexuales. El 66% de los encuestados con título de
doctorado y el 65% con un título profesional, aseguraron que usaban condones
durante el coito. También el 44% de los que habían superado secundaria
aseguraban usar el método del ritmo.
A pesar de todos los anteriores y
notables datos, resulta que un 37% de los Millennials dejarían el sexo durante
un año antes que el internet. Esto explica el porqué los Millennials tienen
menos parejas sexuales que las generaciones previas.
Cuando se enganchan con alguien,
en la mayoría de los casos tienen el tipo de relación sexual que Bill Clinton,
como todos recordarán, se negó a reconocer como tal.
También es positivo que
las mujeres jóvenes, según se informa, estén más contentas con sus primeros
contactos sexuales: pese a que continuamente se hace hincapié en los encuentros
sexuales inducidos por el alcohol y las violaciones durante una cita amorosa en
las universidades, hay menos violencia sexual no denunciada y consentimiento a
regañadientes porque las mujeres tienen más confianza en sí mismas que nunca… y
porque a los hombres jóvenes les resulta fácil canalizar esas fantasías a
través de la pornografía.
También se estigmatiza menos el
tener relaciones sexuales prematrimoniales. En un estudio de 1972, Gudmund
Hernes calificó la “presión social para casarse” de evidente por sí misma:
“Todos sabemos que esta presión aumenta con el aumento del porcentaje de una
cohorte ya casada”. El trabajo de Hernes hoy parece algo cómico: está repleto
de estereotipos del siglo XX como el de que a los solteros los invitan con menos
frecuencia a las fiestas a medida que envejecen porque pueden ser una amenaza
para las parejas existentes o el de una cultura popular que define a la mujer
de “solterona o incluso artículo defectuoso” si no está casada a determinada
edad.
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